"Odio a la Resiliencia": Un Vigoroso Manifiesto Contra la Pasividad Disfrazada de Fortaleza

El filósofo italiano Diego Fusaro lanza una provocadora crítica al concepto de moda, la resiliencia, desenmascarándola como una herramienta ideológica del neoliberalismo para perpetuar la sumisión y neutralizar la capacidad de transformación social. En su obra más reciente, "Odio a la resiliencia. Contra la mística del aguante", publicada en español en 2024, el autor invita a una reflexión profunda sobre una palabra que, bajo una apariencia de virtud, esconde una peligrosa trampa.

Fusaro, conocido por su pensamiento crítico y su análisis incisivo de la sociedad contemporánea, argumenta que el discurso dominante ha cooptado el término "resiliencia", originalmente perteneciente al ámbito de la psicología para describir la capacidad de superar traumas irreversibles, y lo ha transformado en un pilar del "neolenguaje" del poder. Este nuevo uso, extendido a la esfera social, económica y política, promueve una ciudadanía que "aguanta" estoicamente las adversidades sistémicas, como la precariedad laboral, la desigualdad y la injusticia social, sin cuestionar sus causas.

El ensayo distingue claramente entre una "buena resiliencia", aquella que se aplica a situaciones verdaderamente inalterables como una enfermedad terminal o la pérdida de un ser querido, y una "mala resiliencia", la que el poder fomenta. Esta última, según Fusaro, es una "mística del aguante" que convierte problemas estructurales y, por tanto, modificables, en fatalidades ante las que solo cabe la adaptación individual.

A lo largo de sus páginas, "Odio a la resiliencia" desmenuza cómo este concepto se ha convertido en el "sueño inconfesable de todo amo": gobernar a esclavos dóciles y sumisos. Al internalizar la idea de que deben ser resilientes, los individuos desvían su energía de la lucha colectiva por un cambio real hacia un trabajo introspectivo para "cambiarse a sí mismos" y soportar lo inaceptable. De este modo, la resiliencia opera como un eficaz mecanismo de despolitización, que psicologiza el malestar social y neutraliza la lucha de clases.

Fusaro sostiene que la exaltación de la resiliencia es, en última instancia, una renuncia a la posibilidad de un futuro diferente y mejor. Fomenta una cultura de la resignación y el conformismo, donde la capacidad de indignarse y de organizarse para transformar la realidad es vista como una debilidad o una falta de adaptación. El "homo resiliens", como lo denomina el autor, es un sujeto flexible y adaptable, pero también un sujeto pasivo y despojado de su potencial revolucionario.

Con un estilo directo y combativo, Fusaro no solo se limita a la crítica, sino que también hace un llamado a recuperar el pensamiento crítico, la dialéctica y la acción transformadora. Invita a los lectores a "odiar" la resiliencia en su acepción ideológica para poder así reafirmar el derecho a no conformarse ya luchar por una sociedad más justa.

En definitiva, "Odio a la resiliencia" es una obra oportuna y necesaria que desafía al lector a mirar más allá de las palabras de moda ya cuestionar las narrativas que, bajo una pátina de positividad, buscan mantener el statu quo. Es un libro para quienes se niegan a aceptar la precariedad como destino y creen firmemente en la capacidad humana de construir un mundo diferente.